¿Lo has lavado?

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Algunas personas consideran esta pregunta absurda e incluso violenta, pero es una pregunta importante. Mucho, de verdad.


Cuando me llegan consultas a través de redes sociales o telegram/whatsapp sobre el ajuste o la posición de un portabebés es la pregunta que siempre hago tras saludar a la persona: ¿lo has lavado? 


No tenemos que olvidar que el portabebés estará en contacto directo con el bebé y con nosotras, que además, en algunas etapas, los bebés chupan el portabebés (no en vano siempre recomiendo los protectores de tirantes) y no sabemos cuanto tiempo lleva almacenado, de aquí para allá en cajas y si tiene apresto, polvo u otras cosas que mejor no saber…

No lavarlo puede suponer no poder conseguir un ajuste adecuado, o lo que es peor, que por falta de ese primer lavado los tejidos no se asienten bien y el portabebés acabe estropeándose.


Soy consciente de que cuando llega el portabebés a veces el ansia, la ilusión o la necesidad nos lleva a probarlo rápidamente… pero de la misma manera que no te pondrías unas bragas sin lavar (o eso espero por tu salud genital), no pongas a tu bebé en un portabebés sin lavar. 


Dale por fin uso al peluche que te regaló alguien sin bebés si quieres probarlo… y después, lee con atención las instrucciones de lavado y mantenimiento de tu nueva joya y si no trae, la etiqueta. Si como yo, no entiendes ni papa de las etiquetas wikipedia siempre al rescate.


Y ahora sí, si la respuesta a la pregunta es afirmativa, te ayudaré con el ajuste encantada.