Me perdí con la ansiedad

Esta soy yo hace unos días. Guapa guapa no estoy… pero me reconozco y me gusta lo que veo.

Los últimos meses no han sido fáciles (¿para alguien sí?) y en agosto llegué a no reconocerme ni aceptarme en el espejo. Llegué a verme hablando mal a mis peques, y eso aquí es una línea roja.

Tal vez no sepas que mi último embarazo lo llevé «offline» por autodefensa feminista básicamente. En mi primer parto sufrí violencia obstétrica que me llevó a denunciarlo y a un proceso judicial que aun sigue (9 años ya). Estos procesos, además del coste emocional y económico, de tiempo y social también tienen consecuencias sanitarias y para mi era importante en este último embarazo que no se supiera alegremente que tenía que volver a parir. Llevé todo el seguimiento en privado (otro de los costes asociados a la violencia obstétrica) y como autónoma, necesitaba hacer un colchón para poder disfrutar del permiso de maternidad y empezar a trabajar cuando me viera lista. Por eso, tenía muchas más charlas privadas con asociaciones, escuelas y escuelas infantiles programadas entre marzo y mayo. Y… sorpresa… covid mediante me quedé en cero.

Además, tuve que trabajar más que nunca ofreciendo contenido, acompañamiento, información sin coste durante esas semanas. Cómo te puedes imaginar, las ventas de portabebés fueron cero.

Esto me llevó a tener que empezar a trabajar en los procesos de acompañamiento de sueño el dia que mi bebé cumplía 6 semanas. Llevaba desde que mi mayor nació trabajando online con peques en casa, así que eso no fue problema, teta, porteo… y listo. Las hormonas posparto me ayudaron muchísimo los primeros meses… y las hormonas fueron desapareciendo, un curso escolar de los mayores intenso, cambios importantes en nuestra familia… ¿Te suena?

El estrés que supone ser autònoma y madre se fue haciendo notar… Esto unido al cambio de la forma de comunicarnos, las faltas de respeto tras la pantalla y las peticiones con tonos muy egoistas.. llegó agosto y me vi gritando a mis hijos porque una familia me dió plantón y suposo perder todo el dia para toda la familia (único día de sol en semanas). Mi mediano me dijo «ama, ¿estás bien?». Katakrak.

 

No estaba bien. Llevaba semanas con problemas de producción en un pecho, cosa muy extraña en mi, ya que tengo tendencia a hipergalactia. Ya me habían visto en ginecología y visto mediante ecografía que el pecho estaba bien. Estaba más delgada que hace 15 años… y seguía perdiendo peso a pesar de comerme una tableta de chocolate, una bolsa de patatas fritas y otras guarrindongadas todos los días además de las comidas principales. Algo no iba bien. Primer paso, llamar al médico de familia, descartar anemia, problemas de hormonas etc… todo bien. Consulta con mi médico, no es el cuerpo, es la cabeza. Ansiedad. Parada obligada. 15 días de stop para resetear.

Nuevos límites al trabajo y sobre todo a mi cabeza. Horarios de respuesta, tarifas más acordes al esfuerzo (todavía están lejos de lo que deberían) y limites en cuanto a respeto.

Ahora me encuentro bien. Por suerte, no he necesitado medicación ni parar más tiempo. Por suerte y dedicación estos años mis hijos identifican que no deben tolerar las malas formas, venga de donde vengan. Con cinco años ha sido capaz de no dejarme caer en un agujero muy peligroso.

Si tu tambien te pierdes frente al espejo, para y busca ayuda. Merece mucho la pena.

Y si crees en una sociedad mejor, basada en el respeto valora a todas esas pequeñas emprendedoras detrás de las pantallas. No olvides jamás que escribes a una persona. No faltes al respeto. Respeta sus horarios, sus tarifas, sus condiciones. Comparte su contenido, dale visibilidad… que las redes nos lo ponen muy dificil.

Un abrazo a todas las compañeras en situaciones parecidas.

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