Hiperproducción: no es fácil
Escribo esto mientras mi tercer bebé mama (sí, aprovecho algunas tomas para trabajar; otras solamente para mirarnos y enamorarnos más)y le chorrea leche por la comisura del labio. Y sí, parece una imagen idílica de una lactancia perfecta; lo cierto es que la hiperproducción no es fácil.
En estos 8 años y pico de lactancia en los que ha habido 3 subidas de leche bastante pronunciadas los primeros días (y semanas) de lactancia de cada bebé han sido intensos. La primera lactancia fue «diferente» a los ojos de la sociedad ya que la pezonera nos acompañó hasta que empezó el primer tandem (te lo cuento aquí) pero aunque hubiera pezoneras por medio, la subida fue muy intensa. Mis pechos parecían rocas enormes a la salida del hospital y pasamos varias semanas con el sacaleches a pleno funcionamiento… Tenía el congelador lleno de leche materna que luego nunca aprovechamos.
La segunda subida también fue intensa, con una ingugirtación y al borde de la mastitis. Por suerte en esta ocasión además del sacaleches tenía la baza del tandem y yo ya tenía amplia formación en lactancia. Fue una lactancia en la que paradogícamente necesité la pezonera unos 3-4 días hasta que empezó a abrir bien la boca y luego «despezonerizamos» a los dos.
Y ahora, en este reinicio de lactancia la hiperproducción está siendo un gran reto. Bebé que rebosa leche y crece muchísimo, sacaleches y el mediado mamando bastante más que los últimos meses de embarazo no consiguen evitar pequeñas obstrucciones (que se complican). En estas 7 semanas llevo dos mastitis que han necesitado antibiotico además de vaciar, vaciar, vaciar, arcilla verde y mucho descanso. Y es que cuando tu cuerpo se vuelve en una fábrica de leche a pleno rendimiento intentar que la producción se regule cuesta… Y estar en ese nivel de producción pasa factura.
Como como un troll, a todas horas, llego cansada a la noche y no puedo separarme más de 5 minutos del bebé sin que empiece a chorrear leche. Incluso ahora, que ya ha soltado el pecho la otra teta está chorreando. Por desgracia el banco de leche no lo pone nada fácil para que esta leche sirva a quien la necesite… Y es que no puedo estar llevando la leche cada 15 dias con tres peques a un hospital en medio de una pandemia. Es curioso, pero mi madre hace 33 años donaba leche y se la recogian en casa. Ese es el camino, facilitarlo para que no se pierda ni una gota de oro.
Por suerte, en esta última mastitis por obstrucciones he tenido una ayuda extra. Mi fisioterapeuta de Ondu Fisioterapia e Indiba han sido fundamentales para que no se complicara más.
Estoy segura de que seguiré por varios meses con charcos de leche en las camisetas, con «medallas» de leche rebosante en el hombro y en el suelo de casa… Y es que reconducir la hiperproducción no es fácil.
Y siendo un poco frívola, tener tetas tamaño sandia no me gusta nada.